El trabajo con el olfato es una herramienta fundamental para abordar problemas de conducta en perros. Gracias a su capacidad natural de rastreo y detección, estimular el olfato no solo mejora su bienestar general, sino que también contribuye a la resolución de comportamientos problemáticos al proporcionarles una forma sana de canalizar su energía y satisfacer sus necesidades instintivas.
Los ejercicios olfativos enseñan al perro a esperar y trabajar con calma para lograr una recompensa, lo que ayuda a reducir impulsividad y reactividad.
Al participar juntos en ejercicios de olfato, se crea un canal de comunicación positivo entre el perro y su guía. Esto refuerza la confianza mutua y mejora la relación en general.
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